Os presento a China. Es la "madraza" que encontró en una localidad argentina a una bebé abandonada y la llevó a su caseta junto a sus cachorros para darle cobijo. Allí le dio calor y la protegió del frío invierno austral (ver noticia).
Noticias como ésta no hacen sino poner al descubierto lo extraordinario de la generosidad de los animales y lo despreciable y miserable del ser humano. ¡Cuánto tenemos que aprender de los animales! Ellos dan amor, no tienen maldad, no mienten, no roban, no torturan, no hacen ropa con nuestra piel, no nos matan por deporte, y un largo etcétera. Dejemos de ser un poco "humanos" y seamos más "animales".
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6 comentarios:
Las mayores satisfacciones que alguien me ha dado hasta ahora en la vida (hablando en general), han sido de mano de "Animalicos", Mimosa (gata), Curro (Periquito), Zar (pastor alemán) y su madre Linda, Pipi (gorrión) y, aunque este está todavía por ver, Bob (Verderón o canario, no está muy claro). Todos ellos han tenido su carácter peculiar y distinto al resto de los animales de su especie, porque ningún animal es igual a los demás, y es cierto eso que dices, que los animales dan amor y sobre todo que no tienen maldad, son fieles (normalmente), no traicionan, y dan muchas y agradables sorpresas.
Mimosa, cuando salgo de casa me riñe, salta para agarrarse de mi brazo, me intenta morder...y cuando ve que de todas todas me voy, se sienta y me mira con ojillos de pena (como los del gato de sreck-o como se escriba.). Pero cuando vuelvo a casa, viene a saludarme, la pongo la mano y como una ardillita se pone a dos patas y se frota con mi mano, ronronea, se tumba en el suelo para que la acaricie...un encanto, eres capaz de sentir que ese animalillo, a pesar de ser un gato con la fama que tienen de independientes, te quiere, y te echa de menos.
Desde luego que la especie humana tenemos mucho que aprender de ellos.
Es curioso que lo de "eres un animal" sea peyorativo, no?
Yo creo bastante más en muchos bichos que en ciertas personas.
Saludos.
Yo tengo dos periquitas y cinco gambas. Un día os cuento lo de las gambas.
A mí también me gustan mucho los animales, pero cada cosa en su sitio. Ni se me ocurre compararlos con las personas, ni considerar que tienen los sentimientos que pueda tener una persona o que tienen derechos humanos.
Hacen mucha compañía, son adorables y se les coge mucho apego, pero no debemos olvidar que son animales, es decir puro instinto. Sus afecto por nosotros, la posibilidad de domesticarlos, etc, se basan en el instinto (necesidad de protección y de comida)y no en decisiones de voluntad.
Entendido esto, creo que debemos disfrutar de las mascotas y cuidar de ellas con responsabilidad y sensibilidad.
Y que exista gente que maltrata a los perros, eso si que no tiene perdon. Sin duda el mejor amigo del hombre, el perro. :)
Yo tampoco compararía jamás a los animales con las personas (y hasta aquí puedo escribir...).
Hablando de mascotas, yo he tenido varias:
- mi perrica Laila (murió el año pasado después de 14 años juntas)
- mi sobrinico perruno Diablo (es una monada, pondré alguna foto para que lo conozcáis)
- varios gatos en distintos momentos (Ziober-la encontré en la calle y me la llevé a casa, vivió muchos años con nosotros hasta que la mató un vecino, Lina-hija de Ziober, murió el año pasado de viejica, Cañizares-mi abuela es del Real Madrid y le puso como el portero que había entonces, Ramón y Pedro-eran hermanos)
- un pollo llamado Rafa (un día desapareció y casualmente teníamos pollo para comer...)
- un pato (no recuerdo el nombre, no duró mucho entre nosotros)
- un cangrejo de río llamado Pedro (nos lo llevamos de vacaciones a Suances, Cantabria y decidió quedarse por allí a vivir)
- una tortuga de esas chiquitinas que venden en cualquier tienda de mascotas, que le regalaron a mi hermana y se hizo más grande que un tambor de 25 cd´s
- y los que hoy están conmigo son Ernesto y Marta (dos periquitos). Mi Ernestico es la leche. Cómo lo quiero... Y él a mí!! :)
De todos ellos, el único que fue comprado (por mi hermana) fue Diablo. El resto, o bien los rescatamos de la calle (mi abuelo era pastor y por eso nos traía a casa animalicos que encontraba abandonados y eran demasiado pequeños, o yo), o nos han sido regalados por gente que no los podía tener y sabía que en mi casa los podíamos cuidar bien.
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