Perfil: 27 años, 2 licenciaturas, 2 masters, experiencia laboral en el extranjero, 2 idiomas con fluidez, dominio de herramientas informáticas, disponibilidad para viajar y cambiar de residencia, etc., etc., etc.
Trabajo: contrato de obra o servicio como administrativo mileurista con posibilidad de conversión a indefinido a los 2 años.
La generación de jóvenes más brillantes y mejor preparados que ha tenido este país está condenada a realizar trabajos de poca monta, a aceptar contratos basura y encima dar las gracias por poder trabajar en algo y no estar en el paro. Hoy, miles de jóvenes españoles no encontramos salidas profesionales, tras años y dinero, mucho dinero, invertidos en nuestra formación. La frustración ha hecho mella en nosotros y nos hemos convertido en una generación desencantada, hastiada.
Los jóvenes somos las víctimas de una pésima política económica, laboral y social. Aunque disfrutamos de una serie de comodidades hasta ahora desconocidas por las generaciones anteriores, nos vemos obligados a afrontar circunstancias también nuevas, como la inestabilidad laboral, los contratos basura o la frustración de haber empleado largos años de formación académica para terminar desempeñando trabajos en absoluto acordes con este esfuerzo. No es de extrañar que estemos ante una juventud que ha perdido sus sueños; jóvenes desmotivados, que hemos perdido la esperanza de trabajar en aquello para lo que nos formamos y que terminamos, en el menos malo de los casos, conformándonos con conseguir un empleo que nos permita cubrir unas ciertas necesidades básicas (no siendo una de ellas el poder adquirir una vivienda, por supuesto).
Muchos jóvenes estudiamos una carrera por vocación, otros por intentar optar a un trabajo más cualificado y mejor remunerado que si no tuviéramos estudios (o eso es lo que nos decían nuestros padres que podríamos conseguir si seguíamos estudiando al acabar la escuela o el instituto). Al final, todos terminamos en el mismo sitio: engrosando la lista de parados frustrados o, en su defecto, desempeñando varios trabajos precarios para nada relacionados con nuestra formación y nivel de estudios.
Además, el proceso suele ser similar en todos nosotros. Comenzamos con la ilusión y la idea de que, trabajando duro y demostrando, podríamos ganarnos la vida con un trabajo que nos llenara. Es por ello que vamos aceptando una serie de trabajos, en el mejor de los casos mal pagado, en el peor, no remunerado, bajo la denominación de "beca" si estás estudiando, o "contrato en prácticas" si ya terminaste. Lo aceptas porque tienes la esperanza de que el sacrificio sirva para algo, de que se reconozca y valore el esfuerzo y se te dé una oportunidad y un contrato justo, cosa que nunca llega. Terminado el periodo de prácticas, a la calle y a por otro pardillo. Lo triste es que es tal la desesperación por trabajar en algo que siempre hay cola para coger el trabajo que sea.
Y claro, algún día hay que independizarse (si piensas hacerlo antes de los 30 es que eres un iluso), no podemos vivir a costa de nuestros padres toda la vida, con lo cual no nos queda otra que aceptar cualquier trabajo que te permita pagar el alquiler del piso que compartes con otras 3 personas en tu misma situación (olvídate de comprar piso en propiedad porque no podrás pagar la hipoteca), y la manutención. Ya no digo que necesitemos dinero para caprichos o vacaciones, no, hablo de los mínimos gastos que tiene una persona que vive por su cuenta.
A la basura millones de euros del esfuerzo de una sociedad que tanto ha invertido en la formación de sus jóvenes.
¿A alguien le extraña el desencanto de la juventud de hoy?
Trabajo: contrato de obra o servicio como administrativo mileurista con posibilidad de conversión a indefinido a los 2 años.
La generación de jóvenes más brillantes y mejor preparados que ha tenido este país está condenada a realizar trabajos de poca monta, a aceptar contratos basura y encima dar las gracias por poder trabajar en algo y no estar en el paro. Hoy, miles de jóvenes españoles no encontramos salidas profesionales, tras años y dinero, mucho dinero, invertidos en nuestra formación. La frustración ha hecho mella en nosotros y nos hemos convertido en una generación desencantada, hastiada.
Los jóvenes somos las víctimas de una pésima política económica, laboral y social. Aunque disfrutamos de una serie de comodidades hasta ahora desconocidas por las generaciones anteriores, nos vemos obligados a afrontar circunstancias también nuevas, como la inestabilidad laboral, los contratos basura o la frustración de haber empleado largos años de formación académica para terminar desempeñando trabajos en absoluto acordes con este esfuerzo. No es de extrañar que estemos ante una juventud que ha perdido sus sueños; jóvenes desmotivados, que hemos perdido la esperanza de trabajar en aquello para lo que nos formamos y que terminamos, en el menos malo de los casos, conformándonos con conseguir un empleo que nos permita cubrir unas ciertas necesidades básicas (no siendo una de ellas el poder adquirir una vivienda, por supuesto).
Muchos jóvenes estudiamos una carrera por vocación, otros por intentar optar a un trabajo más cualificado y mejor remunerado que si no tuviéramos estudios (o eso es lo que nos decían nuestros padres que podríamos conseguir si seguíamos estudiando al acabar la escuela o el instituto). Al final, todos terminamos en el mismo sitio: engrosando la lista de parados frustrados o, en su defecto, desempeñando varios trabajos precarios para nada relacionados con nuestra formación y nivel de estudios.
Además, el proceso suele ser similar en todos nosotros. Comenzamos con la ilusión y la idea de que, trabajando duro y demostrando, podríamos ganarnos la vida con un trabajo que nos llenara. Es por ello que vamos aceptando una serie de trabajos, en el mejor de los casos mal pagado, en el peor, no remunerado, bajo la denominación de "beca" si estás estudiando, o "contrato en prácticas" si ya terminaste. Lo aceptas porque tienes la esperanza de que el sacrificio sirva para algo, de que se reconozca y valore el esfuerzo y se te dé una oportunidad y un contrato justo, cosa que nunca llega. Terminado el periodo de prácticas, a la calle y a por otro pardillo. Lo triste es que es tal la desesperación por trabajar en algo que siempre hay cola para coger el trabajo que sea.
Y claro, algún día hay que independizarse (si piensas hacerlo antes de los 30 es que eres un iluso), no podemos vivir a costa de nuestros padres toda la vida, con lo cual no nos queda otra que aceptar cualquier trabajo que te permita pagar el alquiler del piso que compartes con otras 3 personas en tu misma situación (olvídate de comprar piso en propiedad porque no podrás pagar la hipoteca), y la manutención. Ya no digo que necesitemos dinero para caprichos o vacaciones, no, hablo de los mínimos gastos que tiene una persona que vive por su cuenta.
A la basura millones de euros del esfuerzo de una sociedad que tanto ha invertido en la formación de sus jóvenes.
¿A alguien le extraña el desencanto de la juventud de hoy?
8 comentarios:
100% de acuerdo..
un saludo.
tienes razon en todo,eres una persona muy sensata.yo de momento tengo trabajo pero sólo durante unos meses,a ver que pasa cuando se acabe el contrato.la verdad es que esta situación se esta poniendo muy negra,cada dia el paro sube + y +. y lo del piso pues tienes toda la razon,comprarse uno es mision imposible.
Es cierto que el panorama no es demasiado halagüeño, pero aunque podamos ser víctimas de los errores de otros, también podemos elegir un camino diferente a el del desencanto y la resignación.
Tan sólo hay que entender las reglas del juego para aprovechar tus cartas lo mejor posible, y así a su vez poder cambiar las reglas.
Difícil? Seguro.
Imposible? Seguro que no.
Yo creo que las cosas se pueden cambiar sólo cuando está en tu mano el poder hacerlo. Y, en lo que a este tema se refiere, no hay mucho que podamos hacer los jóvenes por cambiar el sistema.
Y bueno, a pesar de lo mal que está el tema, por supuesto, hay que intentar salir a flote, aprovechar todas las oportunidades que surjan para mejorar e intentar ser lo más felices posible.
Pensando que no se puede, no se podrá... Antes, muchos otros, lo tuvieron bastante más difícil...
Es cierto que en otro tiempo se vivió mucho peor que hoy. Eso no lo discuto. Pero no creo que haya precedentes en este tema.
¿Cuándo antes ha habido en España esta cantidad de universitarios y de gente preparada?
¿Cuándo antes ha existido en España este tipo de contratos "formativos" abusivos?
¿Cuándo antes las diferencias entre el salario y el coste de vida eran tan brutales (si hasta mis bisabuelos, que vivieron una época muy difícil, pudieron pagar su casa en menos de 20 años y no eran millonarios!!!)?
Si que se pueden hacer muchas cosas. Ideas no faltan. Sólo es necesario que los que tienen el poder se impliquen y hagan algo para que terminen estas injusticias.
De acuerdo en que hay una política laboral ultraflexible, es decir favorecedora de contratos basura y otros abusos, pero no estoy conforme con algunos puntos.
Antes que nada quiero decir que voy a ser un poco durillo y espero que nadie se lo tome como algo personal. Sólo se trata de mi opinión y de lo que yo veo en mi entorno.
Creo que nuestra generación tiende a identificar erróneamente una buena formación con el número de titulaciones, idiomas, etc, que se posean. Yo en cambio pienso que la juventud española está muy mal formada, que padece una titulitis patológica y que la Universidad casi siempre es una auténtica basura que no sirve para preparar a nadie para nada. Además todo el mundo tiene ya títulos universitarios (y casi siempre los mismos), por lo que su valor es ínfimo.
Por otra parte los españoles somos bastante paletos y pensamos básicamente que el dinero lo es todo. Así creemos, también equivocadamente, que cuantos más titulitos, másters y formaciones atesoremos, más pasta tenemos que ganar, y como eso no funciona así ni de lejos, enseguida culpamos al Gobierno y a quien se tercie de no ganar en proporción a los años dedicados a nuestra formación.
Uno de los problemas clave es que la gente estudia y "se forma" a lo tonto y a lo loco, al buen tuntún, y luego encima se queja. Todo quisque se licencia, por ejemplo en Derecho, y después al terminar la carrera lloriquea porque no consigue un puesto de trabajo de contenido jurídico. Pretenden estúpidamente que en este país hay suficientes puestos de esta clase para todos los que han estudiado esta carrera tan poco específica y -me atrevo a decirlo- tan laboralmente inútil.
Y después me parece que debemos culpar a los jóvenes en la parte que les corresponde. Como he dicho, la gente es materialista al máximo, por lo que muchos recién licenciados están ansiosos por conseguir no un trabajo digno, sino pasta gansa. Y no pasta gansa para ahorrar, alquilar, independizarse, segir formándose para mejorar sin ser una carga para sus padres, etc, sino para comprarse un coche antes que nada y después pagarse ropita, copas, cenitas y viajes mientras siguen viviendo en casa de papá y mamá con dos cojones.
Así es un caso prototípico y mil veces conocido por mí el del chico o la chica que, una vez titulados, son incapaces de aguantar más de un año opositando, doctorándose o perfeccionándose, y que tienen tal prisa compulsiva por tener dinero propio que se agarran a la primera mierda que les ofrecen, condenando así muchas veces de por vida toda su trayectoria profesional. Porque el que no es capaz de sacrificarse a los 24 años, cuando no tiene ni un duro, jamás va a hacerlo a los 30 cuando ya está con un sueldo, metido en un piso o lo que sea y reventado de trabajar cuando regresa a casa.
Los jóvenes no sabemos mirar a medio plazo. Nos gusta demasiado el dinero, las vacaciones y el copeteo, y nada estar jodidos en casa de los padres un par de años más para en vez de conseguir unos contratos de risa, acceder a un puesto digno y estable (que no necesariamente bien pagado) de los que exigen sacrificios y findes sin juerga.
Dices, Yomismamente, en otro post, que te consideran rara por preferir ahorrar 60 euros para una noche de hotel en vacaciones en vez de comprarte unos vaqueros pijos. Pues esto es idéntico. Hay algunos jóvenes -también "raros"- que prefieren estar enmarronados unos años sin dinero y sin vicios y conseguir finalmente una recompensa en forma de un trabajo que les llene y les permita vivir un poco dignamente.
La mejor generación de españoles preparados está siendo la peor generación de españoles pagados. Lo que es incomprensible como las políticas presuntamente de izquierdas siguen sin fomentar la contratación idividual con salarios dignos, dejando que muchas empresas campen a sus anchas. Un licenciado universitario no puede cobrar 1000 euros netos al mes.......pero tampoco puede, ni debe, cobrarlos un padre de familia sin titulación que se pase 9 o 10 horas a pie de obra.
Existe un problema es nuestra sociedad, en nuestro tejido empresarial y en la implicación política para con los jóvenes. No todos piensan (pensamos) en beber, coches, drogas y fiestas. Muchos queremos hacer nuestra vida, vivir medianemente bien, hipotecarnos, pagar nuestro coche y poder salir de vacaciones 1 vez al año durante 7 días. No pedimos más.
Felicidades por el blog, por cierto.
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